Los retos del desarrollo y la preservación de los bienes públicos globales requieren una movilización de recursos —financieros y no financieros— a nivel mundial muy superior a lo que la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) puede aportar. Para ello, es necesario un enfoque holístico en los esfuerzos de financiación internacional para el desarrollo, que considere las aportaciones, complementariedades y el potencial de diversas fuentes de financiación, tanto públicas como privadas, como la recaudación de recursos domésticos, la inversión extranjera directa, la inversión de impacto, la reestructuración de la deuda externa o la financiación climática, entre otras.

Todo esto requiere un alineamiento y una coordinación entre los actores tradicionales del desarrollo y el sector privado, posible únicamente a través de un diálogo abierto que permita identificar los argumentos políticos y económicos por los que el sector privado debe asumir un mayor protagonismo en los procesos de desarrollo, así como los motivos por los cuales estos procesos deben integrarse más en la actividad del sector privado. Esta integración es clave para la proyección y presencia de España en el mundo.

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