La oportunidad de dicho objetivo es doble. De una parte, por la relevancia que la Asamblea General de la Naciones Unidas reconoció a la Sanidad Vegetal al declarar el 2020 como Año Internacional de la Sanidad Vegetal, celebración que fue prolongada en 2021 como consecuencia de la pandemia causada por la COVID 19. De otra parte, por la mayor sensibilización hacia los patógenos humanos de gran parte de la sociedad ante los problemas creados por dicha pandemia, que como es bien sabido está causada por el coronavirus SARS-CoV-2 de presumible origen animal. En paralelo, el estado sanitario de los cultivos y las masas forestales está siendo permanentemente afectado o amenazado por cientos de especies nocivas de virus y viroides, bacterias, hongos y oomicetos, nematodos, y artrópodos fitófagos que causan enfermedades y plagas, - algunas consideradas incluso como pandemias-, y de malas hierbas que compiten con las plantas cultivadas y masas forestales por los recursos que determinan su rendimiento y provisión de los servicios agroecosistémicos. La concienciación social en los países del mundo desarrollado de que una alimentación suficiente y saludable es indispensable para mejorar la salud de la población, junto con la evidencia de que las zoonosis y las contaminaciones de los productos vegetales con patógenos humanos y hongos toxigénicos repercuten sobra la salud humana, han favorecido la consideración unitaria del sistema sanitario humano, ganadero, agrícola y medioambiental dando lugar a un concepto explícitamente formulado bajo el nombre de Salud Única o Global (One Health) (Capua, 2020).

El contenido del Libro está dividido en tres partes (A-C). En la parte A se justifican: (i) cómo la Sanidad Vegetal contribuye de forma decisiva al aumento de la productividad agrícola y forestal, y a la eficiencia de los recursos empleados para ella, al reducir las cuantiosas pérdidas de cosecha que causan las plagas, enfermedades y malas hierbas, y potenciar los servicios agroecosistémicos; (ii) cómo las amenazas actuales a la agricultura y la silvicultura se constituyen en retos a resolver de forma muy particular por la Sanidad Vegetal; y (iii) cómo operan las disciplinas científicas que sustentan la Sanidad Vegetal -que algunos proponen referirla de forma holística como Medicina de los Vegetales-, para conseguir los objetivos de aquella. La reciente publicación en 2019 del Libro Blanco de la Sanidad Vegetal en España, coordinado por dos de los autores de la presente obra, sirve para que el presente documento ahonde de forma crítica en conclusiones que ya se presentaron en el mismo y que todavía siguen siendo válidas en su mayor parte.

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