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En estas dos vitrinas se muestran dos aspectos, bien representados en la Biblioteca Hispánica de la AECID, sobre la presencia del Inca en el siglo XVIII, tanto en Europa como en América.
Por una parte iniciamos este recorrido con la publicación de la segunda edición en español de las obras de nuestro autor, bajo el cuidado de Andrés González de Barcia. Barcia participaba en la tertulia del marqués de Villena que luego dio origen a la Real Academia Española. Se encontraba al tanto de las traducciones y versiones concernientes a la conquista de América publicadas en países europeos que consideraba desinformadas y vio la necesidad de reelaborar la historia española retomando las fuentes primarias publicando nuevas ediciones de las crónicas más conocidas durante los años 1722 a 1749.
Los caciques del siglo XVIII del virreinato del Perú descendientes de la nobleza indígena poseían una buena educación jesuita. “La nueva edición de Garcilaso les llegó en un momento en que ya comenzaron a pensar de sus responsabilidades como representantes de la comunidad indígena” (…) el retrato idealizado que Garcilaso ofrece de la cultura inca (…) cuadró perfectamente con las ideas de la nobleza indígena (…) cuanto más una edición [la de Barcia de 1723] consignando, aún en el prólogo, una profecía de la restauración del imperio de los incas (…) publicada [originalmente] en latín por Theodor de Bry.” (Rowe, John H. “El movimiento nacional inca del siglo XVIII “. Recopilado en: Los incas del Cuzco siglos XVI-XVII-XVIII (2003), p. 345-371. Signaturas: 2B-83750 y 2B-86347).
Fue un siglo convulso que culminó con la rebelión de Túpac Amaru II (1780-1782). Una vez sofocada la rebelión, esta segunda edición fue confiscada en el territorio americano por Real Cédula de 21 de abril de 1782.