Umamamas, madres del agua en Bolivia - AECID -FCAS
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Título de la noticia Umamamas, madres del agua en Bolivia
Fecha de publicación de la noticia 11/10/2023 - 13:23
Categorías de la noticia Agua y saneamiento | Bolivia
Resumen de la noticia
En Bolivia, hay un grupo de madres y guardianas del agua: las Umamamas. No solo se encargan de conseguir el recurso hídrico para sus familias, además se han capacitado como fontaneras para asegurar su distribución y generar redes de apoyo.
Apthapi es una palabra que deriva del aymara “apthapiña” y significa “recoger la cosecha”. Es un encuentro alrededor de sabores y conversaciones sinceras. El menú: una diversa variedad de papas, habas, granos de maíz, quesos frescos artesanales y una infaltable “llajua”, una salsa producida con ajíes, tomates y hierbas molidos en un mortero de piedra.
Alrededor de este apthapi, en La Paz, Bolivia escuchamos las historias de las Umamamas, que en aymara, su idioma nativo, significa “Madres del Agua”. Este grupo de mujeres se autodenomina así para dar cuenta del papel fundamental que tienen en la gestión de los recursos hídricos a lo largo de las cuencas.
Cuidar a través de la fontanería
Suriquiña y Palcoco son dos comunidades ubicadas en el departamento de La Paz, Bolivia, a más de 3.600 metros sobre el nivel del mar, cerca de las montañas de donde nacen las cuencas que proveen de agua a miles de personas en las ciudades de La Paz y El Alto, así como a poblaciones rurales, y también agua destinada al riego de varios cultivos.
En estas comunidades existe un numeroso grupo de mujeres que, en el marco del Programa Multipropósito de Agua Potable y Riego para los Municipios de Batallas, Pucarani y El Alto que es financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Estratégico sobre el Clima (FEC) y el Fondo Nórdico de Desarrollo (NDF), lleva ya varios meses capacitándose en plomería, o fontanería como lo conocen en otros países. Varias de estas mujeres tienen hijos pequeños, se dedican al comercio y a sus cultivos, sin embargo, sorteando cualquier contratiempo llegan los sábados a encontrarse con sus compañeras, las Umamamas.
Muchas optaron por ser parte de este plan de capacitación, inicialmente, para poder solucionar aspectos básicos de plomería en sus hogares, sin la necesidad de esperar a que sus esposos, hermanos o un plomero de la comunidad les brindara asistencia, pero en el camino han comprendido que estos conocimientos le son igual, o quizás más útiles para ser aplicados en sus sistemas de riego para sus parcelas. Han descubierto que el agua se puede aprovechar mucho más y de manera más eficiente, y así cuidar este elemento vital que, debido al cambio climático, es cada vez más escaso en todo el mundo.
Debido a la situación particular de Bolivia, existen iniciativas de este tipo en todo el país, apoyados y financiados por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que viene implementado este tipo de capacitaciones desde 2011. A través del programa “Formación de Mujeres en Fontanería” se ha beneficiado a más de 56.000 personas pertenecientes a 14 comunidades rurales de cinco departamentos de Bolivia: La Paz, Santa Cruz, Oruro, Beni y Cochabamba. Y hoy, las Umamamas son también parte de esta red de mujeres encargadas de cuidar el recurso hídrico de su país.
Madres y guardianas del agua
Las mujeres de más edad en el grupo recuerdan que antes las estaciones del año eran marcadas. Había épocas de helada, épocas de lluvia y esto, sumado a sus conocimientos, les permitía tener muy buenas cosechas. Sin embargo, el cambio climático ha hecho que cada vez sea más difícil predecir los tiempos de sequía u otros fenómenos. Por ello, han tomado conciencia de la necesidad de implementar sistemas de riego que permitan un uso más eficiente del agua.
Pero el conocimiento no se ha quedado sólo en beneficio de las capacitadas, sino que estas mujeres se han convertido en verdaderas madres y guardianas del agua. Sin ningún recelo, comparten su conocimiento y convencen cada día a más mujeres a sumarse a este grupo:
- Virgilia, la capacitadora, es una mujer de la comunidad que ha dedicado toda su vida a la construcción en la ciudad de El Alto. Su esposo es maestro albañil, lo que le ha permitido de manera autodidacta ejercer el oficio de plomera y electricista.
- Mary, una de las mujeres más jóvenes ha quedado a cargo de sus dos hijos, mientras su esposo emigró a Chile para poder trabajar en el cultivo de tomate. Ella sale muy temprano los sábados para poder ir a vender productos a una feria y luego vuelve rápidamente en su moto, para poder participar en la capacitación.
Las Umamamas cuentan que, además de aprender, les gusta jugar al fútbol. Ahí en medio de la comunidad, sin necesidad de señalética, han establecido un lugar de reunión, aprendizaje y recreación. Este grupo de mujeres de edades diversas y realidades familiares distintas hallaron en el agua un punto de encuentro y una oportunidad para generar sinergias, empoderarse y convertirse en lideresas.
Son estas historias de impacto, allí en medio del altiplano, cerca del nevado de donde brotan las aguas y alrededor de un apthapi, la inspiración para seguir trabajando por el desarrollo de Bolivia y la región. Y donde una cámara y una reportera nos permiten grabar más allá de nuestra memoria, recoger como la cosecha, las historias de personas que están mejorando sus vidas y las de sus comunidades.
Este es el último capítulo de la primera temporada de nuestra serie “Mujeres aguas arriba”. Sigue cada historia en nuestra web para aprender más sobre la vida de mujeres que han trabajado en beneficio de su comunidad con tenacidad, perseverancia y adquiriendo liderazgo en espacios que solían ser solo para hombres.
Por Nabilia López Rivero
Para conocer más sobre la serie “Mujeres aguas arriba”, pincha aquí.