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News title El acceso a agua, saneamiento e higiene seguros mejora las posibilidades de mujeres y niñas de finalizar la enseñanza secundaria y encontrar un empleo

Date of publication of the news item 01/08/2023 - 08:00

News categories AMÉRICA LATINA Y CARIBE | Agua y saneamiento

Summary of the news

La OMS y UNICEF acaban de publicar su informe anual sobre los progresos en el sector, con atención especial a las cuestiones de género.


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El informe ‘Progresos en relación con el agua potable, el saneamiento y la higiene 2000-2022 con referencia especial a las cuestiones de género’, publicado por la Organización Mundial de la Salud y UNICEF, recoge la realidad de mujeres y niñas en nuestro planeta y pone de manifiesto que, a escala mundial, es más probable que sean ellas quienes se ocupen del acarreo en los hogares. De hecho, en 7 de cada 10 casos, se encargan de recorrer largos trayectos en busca de agua.

Las desigualdades de género en relación con el agua potable, el saneamiento y la higiene se visibilizan en algo tan valioso como el tiempo: mientras recogen agua, las mujeres y las niñas no pueden dedicarse a la educación, el trabajo o el ocio. Además, en sus desplazamientos están más expuestas a los peligros del camino, el acoso y la violencia. 

«Cada paso que dan las niñas para recoger agua es un paso que las aleja de la educación, el juego y la seguridad», apunta Cecilia Sharp, directora de los departamentos de Agua, Saneamiento e Higiene (WASH) y Clima, Medio Ambiente, Energía y Reducción del Riesgo de Desastres (CEED) en UNICEF. «El problema de la insalubridad del agua, los inodoros y el lavado de manos en el hogar impiden a las niñas alcanzar su potencial, comprometen su bienestar y perpetúan los ciclos de pobreza». 

«Los datos más recientes de la OMS muestran la cruda realidad: cada año 1,4 millones de personas mueren por falta de agua, saneamiento e higiene adecuados», según María Neira, directora del departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS, y cerca de 2000 millones de personas –una de cada cuatro– no pueden lavarse las manos con agua y jabón en sus domicilios. 

Inodoros compartidos 

A estos datos hay que sumar los más de 500 millones de personas que aún comparten instalaciones de saneamiento, circunstancia que, una vez más, penaliza doblemente a las mujeres, ya que compromete su intimidad e incrementa los riesgos para su salud, limitando su capacidad para gestionar sus periodos menstruales con seguridad e higiene al no tener un lugar privado en el que lavarse y cambiarse. Otro informe de UNICEF revela que el 95% de las niñas en Perú sienten “incomodidad” en el colegio durante su menstruación y 3 de cada 10 falta a clase algún día todos los meses durante su periodo al no contar con la infraestructura adecuada. En África Subsahariana, se estima que 1 de cada 10 chicas deja de asistir a la escuela durante varios días al mes cuando tienen la regla. 

Uso de letrinas en una comunidad rural de Lago de Atitlán, Guatemala. FOTO: UNICEF

Estos estudios ponen de manifiesto que la garantía de los derechos en materia de agua, saneamiento e higiene incide de forma transversal en las vidas de mujeres, niñas y otros grupos vulnerables y que aún queda mucho camino por recorrer para conseguir el ODS 6 (Agua segura para todas las personas) y avanzar también así en el resto de Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. 

Avances insuficientes

Entre 2015 y 2022, el acceso de los hogares a servicios de agua potable segura se incrementó del 69% al 73%; el acceso a servicios de saneamiento gestionados sin riesgos se incrementó del 49% al 57%; y los servicios básicos de higiene aumentaron del 67% al 75%. Sin embargo, a pesar de los importantes progresos, todavía hoy 1.800 millones de personas viven en casas sin instalación de agua corriente. 

El Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento lleva desde 2009 trabajando en América Latina y el Caribe para revertir estos datos, promoviendo la realización de los Derechos Humanos al Agua y al Saneamiento entre las poblaciones más vulnerables de las zonas rurales y periurbanas, donde la brecha de acceso es aún mayor. Desde entonces, más de cuatro millones de personas se han visto beneficiadas por los programas llevados a cabo junto a 18 países de la región. Pero los retos son todavía muchos: seguir avanzando en derechos, promover la gestión integrada de los recursos hídricos, favorecer la buena gobernanza, impulsar el cuidado del agua frente al cambio climático… y, por supuesto, seguir trabajando con enfoque de género para que el acceso al agua y al saneamiento se conviertan en el primer paso hacia la igualdad real entre hombres y mujeres.